¿Por qué no es imprescindible que persiga la felicidad en el trabajo?

No he podido dejar de comentar este artículo de Tino Fernández en Expansión:

El comienzo del artículo es de esos comienzos que todos deberíamos grabarnos a fuego 🙂

“De nada sirve obsesionarse por ser feliz en el puesto que ocupamos si no hacemos nada por cambiarlo, darle valor y renovarlo cada día. No existe el trabajo perfecto, ni la compañía ideal, y la felicidad laboral no dura para siempre. Puede que hoy todo esté bien, pero nuestros intereses y valores cambian, igual que nuestra empresa, el mercado o la tecnología. Conviene prever todo eso y estar preparado.

La felicidad laboral no es para siempre y tampoco encontrará el trabajo perfecto. La frustración llega en el mismo momento en que aparece el empecinamiento por vivir en un paraíso profesional que no es real, ni duradero. No queda más remedio que reinventar cada día el puesto que ahora tiene. Sin exagerar ni agobiarse más de la cuenta, y sin adoptar la actitud del cenizo, conviene que se plantee cada día que este puesto que tiene, y que quizá ahora le parece ideal, puede llegar a aburrirle y a frustrarle. Debe prever que lo que hoy le hace feliz profesionalmente puede resultarle difícil de soportar dentro de algún tiempo.”

A continuación se recogen opiniones de expertos en el tema, como:

Pilar Jericó, que dice que «hoy se magnifica la felicidad y eso nos ha esclavizado mucho. A veces se confunde el estado emocional con la emoción concreta, igual que ocurre en la relación de pareja. El estado emocional está más cerca de la serenidad que del entusiasmo y es más largo en el tiempo que la emoción. La verdadera satisfacción en el trabajo se ve en espacios largos de tiempo. Si lo sometemos a la intensidad de la emoción es difícil. Y aunque uno esté encantado, hay que tener en cuenta que la queja es propia de la naturaleza».

O esta, en la que nos hacen dudar de esos que siempre están felices en el trabajo:

Jorge Cagigas, socio de Epicteles, coincide en que «aquellos que se muestran extremadamente felices tienden a perder la credibilidad en las empresas, igual que ocurre con los cenizos. Quienes siempre se muestran inexplicablemente contentos no apoyan ni motivan a la organización, forman parte del mobiliario positivo y quedan descalificados».

Ovidio Peñalver explica que «durante pequeños periodos sí se puede y se debe ser feliz en el puesto que ocupamos, pero no de manera continua, porque tiene sus riesgos. Es bueno estar en guardia de forma permanente para no quedar desfasado o fuera del mercado. Conviene interesarse por nuevos retos y desafíos de nuestro sector o de nuestra profesión y formarse continuamente. Hay que mantener cierta visibilidad y ser empleable. Y evitar caer en la zona de confort que nos aburguesa».

El artículo acaba con unos tips a modo de resumen, de los que destaco:

Principios básicos

  • El trabajo perfecto que nos haga felices para siempre no existe; hay que crearlo. No es la empresa la que debe buscar la felicidad de los empleados. Esta es una tarea de cada uno que ha de trasladarse al entorno de trabajo.
  • La verdadera satisfacción laboral tiene mucho que ver con nuestra capacidad para reinventarnos profesionalmente y dotar de valor cada día a nuestro puesto de trabajo. Incluso aunque lo aborrezcamos.
  • Dedique tiempo de calidad para preguntarse qué significa para usted el trabajo, qué quiere conseguir, dónde quiere llegar, qué papel juega en su vida en comparación con otros aspectos. Este ejercicio debe hacerse con cierta regularidad, no una vez en la vida.

Ser empleable es la clave

  • Conviene que analice su empleo, su profesión o el sector en el que trabaja. Pregúntese qué estará haciendo dentro de cinco años y diseñe un plan de carrera que le haga parecer más atractivo ante los reclutadores y que le diferencie del resto de candidatos.
  • Hoy se exigen capacidades (‘soft skills’) que no son meros conocimientos ni habilidades técnicas. Debe desarrollar un juego de esas nuevas habilidades para responder a las exigencias del mercado o renovarse en su puesto.

Bases para la satisfacción

  • Queremos reconocimiento. Parece obvio, pero una reciente encuesta de Gallup concluye que los empleados que lo reciben regularmente incrementan su productividad, están más comprometidos y tienden a permanecer más tiempo en su organización.
  • Deseamos ser comprendidos. La misma investigación de Gallup señala que uno de los grandes errores de los jefes es no escuchar ni entender a sus empleados. La confianza de un equipo se erosiona cuando el superior no solicita la opinión de los miembros de éste.
  • Que nuestro trabajo tenga sentido y un propósito.
  • Comunicación. Saber lo que pasa en la compañía. Se trata de tener claro cuáles son los objetivos y qué se espera de nosotros

No parezca muy alegre

  • En una organización en la que prima el logro y el positivismo hay poco riesgo de mostrar entusiasmo. Analice si su compañía cuenta con buenos procesos de revisión salarial y de evaluación, y si los empleados son conocidos fuera de sus departamentos y por varios jefes.

¿Irse a una empresa feliz?

  • Ninguna empresa tiene la obligación de hacerle feliz, y no existe la empresa ideal. Tenga en cuenta esto cuando decida cambiar de compañía, obnubilado por lo que ha oído decir de otras empresas, que supuestamente ofrecen buenos horarios, posibilidades de conciliar, flexibilidad, planes de carrera, sistemas retributivos que no se parecen en nada al suyo, u organizaciones sin jerarquía y con jefes motivadores.
  • Desconfíe de las organizaciones que venden al exterior un buenismo falso que asegura un paraíso laboral en el que nadie discrepa, donde no hay discusiones. Recuerde que ese consenso excesivo lleva a la ineficacia y a la injusticia.
  • Si busca tener un nuevo valor y una visibilidad que nadie le reconoce en su empresa actual, no olvide empezar por un análisis de su trabajo, profesión, sector y carrera. Determine qué estará haciendo en un futuro a medio o largo plazo. Debe conocerse muy bien a usted mismo y conviene que diseñe un plan de carrera realista en lo que se refiere a sus fortalezas y carencias.
  • Tenga en cuenta que la solución a su frustración laboral podría estar en dar una nueva oportunidad a su empresa. Plantee nuevos retos y arguméntelos. Pida nuevas oportunidades. Proponga nuevos proyectos y explique sus beneficios.

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