A medida que pasa el tiempo y los inversores de Microsoft no acaban de ver clara la estrategia del gigante en un sector con un potencial tan importante como el de la telefonía móvil, crece la incertidumbre acerca de quien es el culpable de este continuado fracaso.
Aunque los resultados trimestrales de Microsoft han sido satisfactorios gracias especialmente al aumento de las ventas de Windows 7, también ha fracasado en el proyecto KIN en el que la compañía ha invertido más de 1.000 millones de dólares en un producto que solo ha permanecido en el mercado seis semanas, o con la estrategia en su sistema operativo móvil que no deja de perder cuota de mercado.
Hay un nombre que se está repitiendo en los medios cuando se habla de los últimos fracasos de Microsoft, Steve Ballmer,
y es que cuando en las tecnológicas no acaban de cuajar estrategias de mercado, el puesto de CEO es uno de los primeros que peligra.
Microsoft parece haberse quedado anclada en Windows y Office, y le cuesta mantenerse competitivo en sectores como el de la telefonía móvil o la electrónica de consumo.



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